Lo importante de esta historia es que por primera vez me metí a una cueva en una montaña grande. Con mi claustrofobia jamás pensé que lo lograría, pero resulta que puedo hacer más cosas de las que creí.
Admito que todo el tiempo que estuve dentro esperé el terremoto que me atraparía para siempre. Pero conforme vimos el espectáculo de luces posándose sobre los minerales de millones de años, me sentí agradecida con la vida por estar ahí.
Sin ayuda de ese espectáculo de luces, la foto no se hubiera podido realizar. Sin trípode, sin luz de apoyo y sin flash (odio el flash), estaría movida… o se vería negro. Si pueden, cuando viajen estén preparados para cualquier reto que la vida les ponga en frente.
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Ficha Técnica de la foto en el microcuento:
Canon, PowerShot SX530 HS.
Grutas de Clamouse, Francia. 2017.
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