Cuando mi profesora de historia de arte me enseñó sobre El David, supe que algún día iría a Florencia. Pero no imaginé que lo haría cuando mi primo viviera en un pueblo cercano ni que sería mi ciudad italiana soñada. Ni Roma logró tanto en mí.
Esta foto la tomé el último día en la ciudad. Estaba en un puente con mi primo y a nuestro lado había una chica que miraba el atardecer con nosotros, perdida en los colores. Luego, caminé con mi primo por las calles en busca de un restaurante que nunca encontramos. Y como nunca lo encontramos, nos metimos a uno que había por ahí. Yo tomé una sopa de cebolla (que me convirtió en adicta a la sopa de cebolla) y él creo que una pizza. Luego, a la mañana siguiente, partí a Niza.
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Ficha Técnica de la foto en el microcuento:
Canon, Powershot SX530 HS.
Florencia, Italia. 2017.
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