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Foto del escritorValeria Venegas Salinas

Microhistoria #15: Pan con Salazar.

Actualizado: 12 may


monumento en Portugal

Cualquiera pensaría que —por las noches— Salazar engancharía a todo aquel que le contradiga, para que en el amanecer los diarios tengan tiempo de entregar las noticias. Pero Salazar tenía una forma diferente de actuar, verán, él prefería que lo contemplen cometer sus fechorías: lijaba con sus propias manos los dedos, uñas y pies de sus enemigos… Le gustaba el olor de carne chamusqueada a presión y luego hacia un camino de huesos hasta llegar a su palacio.


Una mañana, Salazar salió tan rápido de su residencia que dejó las lijas encima de su cama. Cuando se volteó para ir por ellas, tropezó con uno de los huesos que había en el piso. Sus piernas sonaron casi igual que dos galletas de soda a las que se les unta mantequilla dura. Así cayó junto a un montón de restos.


A los minutos pasó uno de sus súbditos. Salazar le hizo una seña con las manos para que lo ayude a salir de entre el cerro de muerte, pero él, que recordaba cada una de sus malas acciones, aprovechó el momento para vengar la muerte de uno de sus amigos. El trabajador se acercó y le cortó la lengua para que no hable y luego lo ensució con la sangre. De esa manera, Salazar tendría como destino algo muy parecido (quizás no) a su sucio jueguillo.


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In english (Hi. I want to say, I have a big dream)

Anyone would think that —at night— Salazar would hang up anyone who contradicts him, so that at dawn the newspapers have time to deliver the news. But Salazar had a different way of acting, you see, he preferred to be seen committing his misdeeds: he sanded the fingers, nails and feet of his enemies with his own hands… He liked the smell of pressure-charred meat and then down a path of bones to his place.


One morning, Salazar left his residence so quickly that he left the sandpapers on his bed. When he turned to go for them, he tripped over one of the bones on the floor. His legs sounded almost the same as two soda crackers spread on hard butter. So he fell on the side of the road, next to a pile of remains.


Within minutes one of his subjects passed. Salazar made a sign with his hands to be help by him out from among the stones, but he, who remembered each of his misdeeds, took advantage of the moment to avenge the death of one of his Friends. The worker came over and cut off his tongue so he wouldn’t speak and then he smeared it with blood. That way, Salazar would be destined for something very similar (perhaps not) to his dirty little game.


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Ficha Técnica de la foto en el microcuento:

Canon, Powershot SX530 HS.

Porto, Portugal. 2018.

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